PANDEMIA, GUERRA Y CAMBIO CLIMATICO EN UN MUNDO NO SOSTENIBLE
Juan Carlos Sánchez M.
Tres crisis globales golpean simultáneamente a la humanidad: la pandemia del COVID19, la guerra en Ucrania y el cambio climático. Ello está poniendo a prueba no solo su capacidad para revertirlas con el menor daño posible, sino también para hacerlo con equidad.
Aunque estas tres crisis son muy distintas, tienen varios aspectos similares. En este artículo se abordan las semejanzas entre estas crisis, que ponen claramente en evidencia la inconveniencia de algunas de las decisiones que se han adoptado, y que se anteponen claramente al logro de un mundo sostenible.
El primer aspecto común a las tres crisis es que tomaron por sorpresa y mal preparados a los gobiernos con capacidad para anticiparlas:
- La posibilidad de una pandemia como la del COVID19 fue anticipada en septiembre de 2019 por la Junta de Control para la Preparación Global (Global Preparedness Monitoring Board) una entidad de la Organización Mundial de la Salud y el Banco Mundial, presidida por la ex directora general de la OMS, Gro Harlem Brundtland. Pocos meses antes del inicio de la crisis de salud, esta Junta advirtió que el mundo estaba en riesgo de ser golpeado por una pandemia respiratoria, y las acciones que recomendaron para hacerle frente no fueron adoptadas. Estas medidas incluían: mejor coordinación de las Naciones Unidas, más fondos para el desarrollo de vacunas y responsabilidad de los países para cumplir al menos los niveles mínimos de capacidad de salud pública. En una declaración posterior la Sra. Brundtland expresó: “Advertimos que el mundo estaba mal preparado para tal pandemia; de manera trágica y catastrófica hemos visto cómo nuestro peor temor se hizo realidad. El impacto de COVID-19 es incluso peor de lo que anticipamos”1. Asimismo, señaló el fracaso de los líderes a la hora de tomar una acción decisiva temprana y escuchar a la ciencia en sus respuestas a la crisis. A ello habría que añadir la desigual distribución de las vacunas, que desfavoreció a los países menos desarrollados. Las consecuencias hasta el presente han sido: más de seis millones de personas fallecidas, muchas de las cuales hubieran podido salvarse si hubiesen estado disponibles las vacunas a tiempo y no se hubiesen adoptado decisiones deficientes para gestionar la crisis. Globalmente, aun se producen más de 1,5 millones de contagios diarios, lo cual hace todavía probable el surgimiento de nuevas mutaciones del virus y la prolongación de la pandemia.
- La guerra en Ucrania también tomó a muchos países por sorpresa: Durante los tres meses previos a la invasión, se debatió mucho acerca de si una guerra era una posibilidad real; si las amenazas de Vladímir Putin eran un bluff o iban en serio. Algunos expertos en geopolítica rusa que antes aconsejaban prudencia en las previsiones tuvieron que cambiar rápidamente de opinión al ser muy evidente que había motivos para preocuparse. Otros, que habían criticado la actitud de Putin, aseguraban que solo trataba de llamar la atención, que sus amenazas solo eran una estrategia teatral. Los analistas que monitorizaban el despliegue de soldados y tanques en la frontera con Ucrania y en Crimea advertían de la posibilidad de una invasión. Los que monitorizaban las emisiones de las televisiones rusas que ofrecían información oficial, afirmaban que la misma no estaba alimentando la hostilidad, como suele hacerse antes de una invasión, y que eso significaba que no iba a haber guerra. La madrugada del 24 de febrero ya no hubo más lugar a dudas: los misiles rusos alcanzaron instalaciones militares y objetivos civiles en Ucrania, y los tanques rusos cruzaron la frontera. Entonces todo el mundo empezó a analizar los motivos. ¿Putin está loco? ¿Está alarmado por la expansión de la OTAN? ¿Intenta, gradualmente, reconstruir el Imperio Ruso?2 Simplemente muy pocos advirtieron lo decidido que estaba Putin a atacar si no se prestaba atención a sus reclamos del avance regional de la OTAN, que considera una amenaza para su país. Ahora la guerra ha cobrado un gran número de vidas y destrozado a Ucrania y tendrá consecuencias económicas graves a escala global. Adicionalmente, el que una potencia militar con capacidad nuclear como Rusia haya invadido a un país más pequeño violando las normas establecidas de convivencia internacional, motiva rápidamente a otros países a dotarse de mayores recursos militares, como lo está haciendo Alemania, Suecia y otro, y estas son inversiones cuantiosas que menguan el presupuesto destinado a mejoras sociales y ambientales en los países3.
- El caso del cambio climático sigue claramente el mismo patrón. El Panel de Expertos en Cambio Climático de Naciones Unidas, ha estado advirtiendo desde hace décadas que la temperatura media mundial no debe sobrepasar 1,5 ˚C para evitar que la desestabilización del clima se convierta en una fuerza demoledora de infraestructuras y destructora de ecosistemas, capaz de arruinar las posibilidades de desarrollo de los países. Ello requiere la adopción de medidas para la reducción acelerada de las emisiones de gases de efecto invernadero provenientes del consumo de combustibles fósiles y de otras actividades4,5, pero la mayoría de los países no lo está haciendo, no escuchan a la ciencia, postergan estas medidas, anteponiendo argumentos de naturaleza económica, comercial y geopolítica.
El segundo aspecto común a las tres crisis es que todas conducen a una misma consecuencia: la desestabilización de los sistemas humanos de supervivencia. En efecto, las tres ocasionan un retroceso importante de la economía, que incrementa los niveles de pobreza, lo cual es intolerable para los países más pobres. Asimismo, automáticamente, cada vez que se produce un descalabro económico, las inversiones en la protección del ambiente y del clima se reducen considerablemente o son suprimidas.
La tercera similitud es quizás la más evidente: la mala gestión de estas crisis es un mal negocio. Para terminar la guerra en Ucrania los países que integran la OTAN están ejerciendo mucha presión sobre el gobierno ruso, mediante sanciones económicas, hasta hacerle muy evidente que la invasión perpetrada es un mal negocio y obligarlo a detener la agresión y negociar con Ucrania, pero esas sanciones económicas, aunque justificadas, afectan a la economía y el comercio global. El cambio climático también es un mal negocio, que requiere de parte de los países desarrollados, que son los principales causantes del problema, que tengan una visión mas amplia del futuro que nos espera a todos, y decidan negociar de buena fe la reducción de las emisiones, y no como lo han hecho hasta ahora en las Conferencias de las Partes (COP) en Naciones Unidas, donde se formulan compromisos no vinculantes (promesas) de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, que luego no se cumplen. Se trata de una actitud contraproducente, porque la reducción de emisiones es un buen negocio desde el punto de vista político, social y ambiental, que conduce no solo a frenar la desestabilización del clima planetario y sus terribles consecuencias sociales y ambientales, sino también a la creación de empleos para el desarrollo de las fuentes renovables de energía, la electrificación del transporte, construcción de viviendas sostenibles, reacondicionamiento de viviendas ineficaces, restauración de ecosistemas, etc. Ello se traduce en la creación de beneficios reales para la mayoría, y en dejar de seguir favoreciendo la acumulación de fortunas por las grandes empresas de combustibles fósiles, y en particular por gobiernos autoritarios que utilizan esa fortuna para perpetuarse en el poder.
Desafortunadamente muchos gobiernos no tienen una voluntad política firme de cambiar la matriz energética fósil de su país por otra de bajas en emisiones. Suelen ceder a las presiones e influencias de grupos de intereses, particularmente de las grandes empresas de combustibles fósiles. Vemos un ejemplo de ello en la forma como está reaccionando Europa ante la amenaza de una pérdida de acceso al gas suministrado por Rusia. A pesar de los horrores de la guerra, la reacción de Europa en primera instancia es agotar las opciones para no perder ese acceso, aun sabiendo que el mismo provee al gobierno ruso de enormes recursos financieros para continuar financiando la guerra6. Pero ante la incertidumbre, también se explora la posibilidad de sustituir el gas ruso por la compra de petróleo, gas y carbón a otros proveedores. Asimismo, Inglaterra y USA apuestan por reactivar los proyectos de fractura de yacimientos petroleros (fracking) para aumentar su producción. Esto último son decisiones que, de nuevo, aunque representan una sanción económica para Rusia, favorecen a las grandes empresas petroleras, que obtendrán grandes ganancias por el elevado precio actual del barril. Cabe mencionar que, por la naturaleza de las operaciones industriales petroleras, los contratos de suministro que se suscriben deben ser de largo plazo para poder amortizar las grandes inversiones necesarias para incrementar la producción; no es posible suscribir contratos por cortos periodos cuando se trata del comercio de volúmenes importantes de crudo. Esto significa que se continuarán produciendo emisiones de gases de efecto invernadero durante un lapso considerable. En otras palabras, en lugar de percibir el impacto de la guerra sobre el abastecimiento energético como una oportunidad para acelerar la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, invirtiendo en fuentes renovables de energía, se recurre a opciones que prolongan el consumo de combustibles fósiles. Con ello, se están poniendo a un lado todas las protestas realizadas por los jóvenes con demostraciones de calle, reclamando detener los proyectos de producción y consumo de más combustibles fósiles, detener el fracking, la reactivación de minas de carbón, la construcción de nuevos oleoductos, y que los fondos de inversión dejen de seguir financiando a las empresas petroleras y del carbón. Se trata entonces de una decisión que, puede que logre evitar que se prolongue la guerra, pero estará colocando un clavo más en el ataúd del Acuerdo de París, y acelerando los desastres climáticos.
La manera en que se han estado manejando las crisis conduce a dos reflexiones: la primera es que, si la transición energética hacia las fuentes renovables de energía hubiese comenzado antes, cuando surgió la alerta del cambio climático hace tres décadas, y se hubiese avanzado más rápido esta transición, probablemente el gobierno ruso no hubiese podido acumular tanta riqueza como para sentirse lo suficientemente fuerte y lanzar la guerra. De ello no hay duda, Europa, USA, Canadá y Japón le facilitaron a Rusia la acumulación de una inmensa fortuna al consumir enormes cantidades de hidrocarburos rusos. La factura de Europa por la compra de combustibles fósiles a Rusia el año pasado fue aproximadamente 100.000 millones de dólares6.
La otra reflexión es de orden ético: Alemania suspendió la aprobación del gasoducto Nord Stream 2 que transportaría el gas desde Rusia7, cuya construcción costó 11.000 millones de dólares y BP decidió renunciar a su participación del 20% de la empresa rusa Rosnef8. Otras empresas petroleras también han anunciado el cese de sus actividades en Rusia. La justificación de tales decisiones es que no es ético seguir manteniendo relaciones comerciales con un país que agrede militarmente a otro arbitrariamente. Sin embargo, aun no se considera igualmente no ético el seguir invirtiendo en la explotación y uso de combustibles fósiles cuyo uso con certeza desestabilizará el clima planetario.
Cuando se realizó la más reciente Conferencia de Naciones Unidas sobre el cambio climático (COP26) en Glasgow, en noviembre 2021, los mandatarios de Rusia y China no asistieron9, y el de India asistió solo para anunciar que no cumplirá la meta del Acuerdo de Paris sino dos décadas después. Es claro que el cambio climático no está en la lista de prioridades de estos tres grandes países. Coincidentemente, la guerra en Ucrania generó dos bloques en disputa geopolítica: por un lado, está Rusia que actúa con el consentimiento de China e India, y por otro Occidente. Justamente ahora, cuando se requiere la mejor coordinación global posible para reducir con urgencia las emisiones de gases de efecto invernadero se presenta este enfrentamiento, que dificulta todavía más las posibilidades de la necesaria coordinación global contra el cambio climático.
El mundo fue capaz de movilizar rápidamente inmensas cantidades de recursos e iniciativas para atender la pandemia y la guerra. ¿Será capaz ese mismo mundo de actuar con la misma determinación y diligencia ante la crisis climática? Hasta el presente no lo ha hecho, y el tiempo se agota.
Referencias
- Sociedad Iberoamericana de Información Científica. 2020 Covid-19: desoyeron las predicciones científicas de un organismo de la OMS https://www.siicsalud.com/covid/noticias.php/566
- Gessen, K. 2022 ¿Era inevitable? Breve historia de la guerra de Rusia en Ucrania. El Diario. https://www.eldiario.es/internacional/theguardian/inevitable-breve-historia-guerra-rusia-ucrania_129_8825481.html
- Estanol, A. 2022. La guerra en Ucrania empuja a los fondos ASG hacia activos de defensa y armas. Expansión. https://expansion.mx/mercados/2022/03/31/guerra-ucrania-fondos-asg-armas
- IPCC, 2021: Climate Change 2021: The Physical Science Basis. Contribution of Working Group I to the Sixth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change [Masson-Delmotte, V., P. Zhai, A. Pirani, S.L. Connors, C. Péan, S. Berger, N. Caud, Y. Chen, L. Goldfarb, M.I. Gomis, M. Huang, K. Leitzell, E. Lonnoy, J.B.R. Matthews, T.K. Maycock, T. Waterfield, O. Yelekçi, R. Yu, and B. Zhou (eds.)]. Cambridge University Press. InPress.
- IPCC, 2022: Climate Change 2022: Impacts, Adaptation, and Vulnerability. Contribution of Working Group II to the Sixth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change [H.-O. Pörtner, D.C. Roberts, M. Tignor, E.S. Poloczanska, K. Mintenbeck, A. Alegría, M. Craig, S. Langsdorf, S. Löschke, V. Möller, A. Okem, B. Rama (eds.)]. Cambridge University Press. In Press.
- Casert, R. y Petrequin, S. 2022. Afloran diferencias en la UE sobre la energía rusa Los Angeles Times. https://www.latimes.com/espanol/internacional/articulo/2022-03-25/afloran-diferencias-en-la-ue-sobre-la-energia-rusa
- Barria, C. 2022. Rusia y Ucrania: «Europa le está financiando los caprichos a Putin» BBC News Mundo. https://www.bbc.com/mundo/noticias-60564895
- 2022. BP busca compradores para deshacerse de sus participaciones en Rosneft. https://www.nasdaq.com/articles/bp-looks-out-for-buyers-to-offload-its-stakes-in-rosneft
- Planelles M. 2022. Lo que también deja la COP26: alianzas etéreas, protestas en las calles y una paz climática. El País. https://elpais.com/clima-y-medio-ambiente/cambio-climatico/2021-11-13/lo-que-tambien-deja-la-cop26-alianzas-etereas-protestas-en-las-calles-y-una-paz-climatica.html
Hola, Juan Carlos no se si leerás mi comentario antes fuimos colegas en una petrolera ahora vivimos la nueva era del siglo XXI con las claras amenazas que bien has descrito con gran exactitud, como bien has menciaonado en otras oportunidades no es un etapa cualquiera las desiciones de ahora serán demoledoras para el futuro de la humanidad y las grandes organizaciones nacionales no terminan de cuajar una estrategia que ponga por encima los intereses del planeta a los intereses:
Nacionales: grandes países preocupados por su supervivencia ante un crecimiento poblacional que no soportará más nuestro estilo de consumo (el bloque de naciones de occidente, Europa, China, India, Rusia, una África sin unidad, unos países asiáticos totalmente desconectados, una America Latina incapaz de desarrollar su propia identidad, y pare de contar).
Económicos: Grandes grupos económicos enemigos acérrimos (intransigentes y fanáticos defensores de un libre mercado sin ética).
Y me pregunto dónde están las Universidades ¿porque no están unidas si poseen el conocimiento como única forma de desarrollar la cultura y la ciencia?
¿Dónde están los profesionales de todas las disciplinas que cuando se unen los científicos no se les oye?, será proqué dependen sus proyectos de los inversores.
¿Dónde están las iglesias que no se les oye? será porque en vez de buscar un desarrollo espiritual de sus feligreses se han preocupado de ritos y evitar entrar en conflictos con esos poderes, si soy crítico con ellas porque han pasado siglos, sin quitar el mérito de contención de la estupidez hunana que si lo han hecho, tenemos a un ser humano (en general por supuesto) que es una carcasa de materialismo.
¿Dónde están los políticos que supuestamente responden a una ideología social? la respuesta a esta pregunta está en ella misma y no es plan perder el tiempo con este gremio.
¿Dónde están las asociaciones de protección de los trabajadores? claro está bien pagados.
Laa respuestas a estas preguntas están en todas ellas y creo que es tiempo de un modelo que rompa con estos sistemas cuyos ejecutores deberían ser los dos primeros que mencioné (Universidades y profesionales) eso sí integrados con el pueblo llano, herramientas las tenemos «INTERNET» y una potente tecnología que está surgiendo en todos los ámbitos, pero la respuesta está en nosotros y en despertar porque todos seresmos responsables de las consecuencias que ya estamos viendo y que lamentablemente serán mayores porque estamos ante escenarios crecientes de vulnerabilidad por la suma de todos los factores que ya sabiamente has expuesto.
Un fuerte abrazo colega.
Buenos días, estimado Sergio,
Confiamos en que el doctor Sánchez respondió este comentario. En su momento le enviamos su email y lo escrito por usted.
Saludos cordiales