Nuevos proyectos sostenibles para la vida y para la USB
Por Lisbeth Bethelmy*
Desde hace más de un año (enero 2017), los estudiantes de la Universidad Simón Bolívar que cursan conmigo la asignatura Comportamiento Ambiental, realizan proyectos y conductas proambientales y sostenibles para el beneficio de su entorno familiar y comunitario, y también para beneficio del campus USB.
A lo largo de todo el curso se trabajan las variables psicológicas más importantes para despertar la conciencia y el interés por asumir un nuevo estilo de vida de mayor responsabilidad hacia el planeta y todos los seres, atendiendo y generando soluciones palpables desde lo local.
La transformación que experimentan los estudiantes desde el primer día de clases es muy potente, además de hermosa y esperanzadora. Dicha transformación se ve cristalizada en la incorporación de nuevas conductas proambientales y sostenibles en sus vidas.
La materia la dicto desde enero-marzo de 2017 en el Departamento de Ciencias y Tecnologías del Comportamiento. Con el nuevo impulso, revisión y actualización hacia la sostenibilidad que le hemos dado, los cambios en los estudiantes han sido notorios y contundentes. Salen bastante sensibilizados y con nuevas prácticas ambientales en sus vidas.
A la fecha, el número de estudiantes que ha cursado esta asignatura en la USB supera los 70. Sin embargo, esta cifra puede ser significativamente mayor, pues ellos no hacen sus conductas pro-ambientales de manera individual, sino que impactan su entorno familiar, de amigos y comunitarios, por lo tanto, hay un público indirecto también sensibilizado por ellos mismos, quienes los acompañan en la realización de sus nuevas conductas y un público que conoce sus actividades en sus propias redes sociales, especialmente en Instagram.
Es importante mencionar que los estudiantes escogen ellos mismos cuáles son las nuevas conductas que van a realizar e incorporar en sus vidas, atendiendo a sus necesidades, intereses, creatividad e innovación. Son libres de elegir y hacer.
Los cambios van desde aquellas personas que nunca en su vida han tenido la conducta de separación de residuos y lo hacen por primera vez, hasta otras personas que han propuesto ideas innovadoras de cómo abordar la falta de sensibilización hacia el tema y cómo crear nuevos grupos estudiantiles e inclusive servicios comunitarios para trabajar la sostenibilidad dentro y fuera de la universidad.
Las iniciativas de conductas pro-ambientales y sostenibles planteadas por los estudiantes han sido todas muy valiosas y hace algunos meses hubiera podido enumerarlas en este post, pero ya con más de 70 egresados de la asignatura me cuesta detallarlas todas en este documento. Empiezo a sentir que bien valdría la pena compilarlas en una publicación en la que se puedan destacar con fotos y textos todas las conductas que, sin lugar a dudas, forjan un perfil de ciudadano sostenible muy sólido en nuestros estudiantes universitarios.
A pesar de la difícil realidad país (y la USB no escapa a esto) que arropa a estos jóvenes estudiantes y que con frecuencia los desesperanza en su presente y en su futuro, a lo largo del trimestre casi la totalidad de ellos demuestra con sus conductas y con el proceso que tienen en su desarrollo que son personas diferentes, ahora con una visión más sólida del por qué ser conscientes y, lo más importante, de la necesidad urgente de cambiar éstas y otras nuevas conductas en sus vidas para su propio beneficio y la de su entorno inmediato.
El cambio más significativo: dar el gran paso, de la intención a la acción, y en la acción se transforman a sí mismo, a los demás y a su entorno.
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*Lisbeth Bethelmy es co-fundadora y co-directora de VerdelaTierra, A.C. Doctora en comportamiento social y organizacional (PhD) por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), Magíster y Licenciada en Psicología. Profesora e investigadora en la USB. Co-productora y conductora del programa radial educativo ambiental Contacto Tierra.
La imagen que acompaña este post corresponde al proyecto «Arquitectura USB y Repaveca», elaborado en el trimestre septiembre-diciembre 2017 por las estudiantes Escarlet Bustos y Leydi Laverde.