La conciencia ambiental nos alcanzará a todos
Juan Carlos Sánchez M.
Los seres humanos estamos demostrando tener una extraordinaria capacidad para desestabilizar el clima planetario, y para diezmar la biodiversidad del planeta, pero no todos estamos conscientes de ello. La consciencia ambiental es el conocimiento que tenemos de las repercusiones negativas o positivas que nuestras acciones pueden ocasionar al ambiente y, en consecuencia, sobre nuestra salud, seguridad y calidad de vida.
En el pasado, cuando la población global no era tan alta y nuestra incidencia sobre el ambiente no era tan significativa, probablemente no advertimos que podíamos llegar a ocasionar impactos tan graves, y no existía conciencia ambiental, pero en la actualidad no podemos ignorar lo que dice la ciencia. Definitivamente la degradación ambiental se ha extendido de tal manera, que ha alcanzado a todo el planeta. Hemos llevado a la extinción a muchas especies, y al grave deterioro de muchas más1, estamos alterando peligrosamente la estabilidad del clima planetario2,3, hemos descargado cantidades gigantescas de desechos plásticos en los océanos que están afectando la biodiversidad marina4,5 y la destrucción masiva de los bosques tropicales está causando grandes pérdidas ecológicas6. Es muy lamentable, no solo por el daño ocasionado, sino porque ha sido totalmente innecesario y porque al hacerlo atentamos contra nosotros mismos, y hemos estado haciéndolo por décadas. Podríamos optar por reducir nuestro consumo de energía, comer menos carne, favorecer el reciclaje, consumir más responsablemente y proteger los bosques, pero seguimos decidiendo no hacerlo. Preferimos seguir siendo una amenaza para nosotros mismos como especie.
Es pertinente entonces preguntarnos la razón de esta actitud, de esta falta de consciencia. En 2012 el sociólogo y activista canadiense Paul Chefurka presentó un artículo7 que ofrece una orientación al respecto. El artículo se llama El ascenso de la escalera de la conciencia, y en el afirma que cuando tratamos de comprender la crisis global que se desarrolla, cada uno de nosotros parece encajar en alguna de las siguientes etapas:
- Muerto dormido. En esta etapa se asume que no existen problemas fundamentales, sólo algunas deficiencias en la organización humana, el comportamiento y la moral que pueden solucionarse con la debida atención a la elaboración de normas. Es decir, en esta etapa no somos conscientes de nuestros impactos ambientales. Las personas en esta etapa tienden a vivir sus vidas felices, con molestias ocasionales.
- Conciencia de un problema fundamental. Ya sea el cambio climático, la sobrepoblación, el agotamiento del petróleo, la contaminación química, la sobrepesca oceánica, la pérdida de biodiversidad, el corporativismo, la inestabilidad económica o la injusticia sociopolítica, solo uno de estos problemas parece captar nuestra atención por completo. Las personas en esta etapa tienden a convertirse en fervientes activistas de la causa elegida. Tienden a ser muy elocuentes sobre el problema ambiental que les preocupa y ciegos a cualquier otro.
- Conciencia de muchos problemas. A medida que las personas advierten la evidencia de los diferentes impactos, la conciencia de la complejidad del problema comienza a crecer. En este punto una persona se preocupa por la priorización de los problemas en cuanto a su inmediatez y grado de impacto. Las personas en esta etapa pueden volverse reacias a reconocer nuevos problemas; por ejemplo, alguien que está comprometido con la lucha por la justicia social y contra el cambio climático puede no reconocer el problema del agotamiento de los recursos. Pueden sentir que el espacio del problema que priorizan ya es lo suficientemente complejo, y la adición de nuevas inquietudes solo diluirá el esfuerzo que debe concentrarse en resolver el problema de «prioridad más alta».
- Conciencia de las interconexiones entre los muchos problemas. La comprensión de que la solución a un problema puede empeorar otro problema es el inicio del pensamiento sistémico a gran escala. También marca la transición de considerar la situación como un conjunto de problemas a pensar en ella como un dilema. En este punto empieza a asomarse la posibilidad de que no haya solución. Las personas que llegan a esta etapa tienden a encerrarse en círculos cerrados de personas de ideas afines para intercambiar ideas y profundizar su comprensión de lo que está sucediendo. Estos círculos son necesariamente pequeños, debido a que el diálogo personal es esencial para profundizar la comprensión, y porque no hay muchas personas que hayan llegado a este nivel de comprensión.
- Conciencia de que el dilema abarca todos los aspectos de la vida. Esto incluye todo lo que hacemos, cómo lo hacemos, las relaciones entre nosotros, así como nuestro trato con la biosfera y con el planeta físico. En este nivel de conciencia, las compuertas se abren y ningún problema está exento de consideración o aceptación. Pero la idea misma de que exista una «solución» se percibe y se descarta como una pérdida de esfuerzos.
Para quienes llegan a la Etapa 5, existe un riesgo real de depresión. Después de todo, hemos aprendido a lo largo de nuestras vidas que nuestra esperanza para el mañana radica en nuestra capacidad para resolver problemas hoy. Cuando el ingenio humano no parece ser capaz de resolver la situación, la posibilidad de esperanza puede desvanecerse como la luz de una vela, para ser reemplazada por la oscuridad sofocante de la desesperación.
La escalera de la conciencia de Chefurka conduce a pensar que probablemente la gran mayoría de las personas se encuentran en la etapa 1, de lo contrario no tendríamos tantos problemas; asimismo, que la toma de conciencia es un proceso progresivo, por etapas, y que a medida que ascendemos en las etapas comprendeos mejor la crisis ambiental y vamos perdiendo la esperanza de lograr una solución, hasta descartarla del todo en la ultima etapa.
Chefurka es un catastrofista, cree que los problemas globales, incluyendo la destrucción de los ecosistemas, la superpoblación, el agotamiento del petróleo, el cambio climático y la contaminación, inevitablemente causarán el colapso de la civilización.
Independientemente de si se está de acuerdo o no con la teoría del colapso inexorable de la civilización, las etapas de conciencia que define Chefurka ofrecen una pista del porque no somos conscientes de la gravedad de los problemas ambientales: podemos interpretar que la evolución de la consciencia a lo largo de las etapas sería producto del aumento del conocimiento adquirido acerca de la gravedad y extensión de los problemas. En consecuencia, el desconocimiento generalizado de los problemas sería la causa principal de la falta de consciencia. Esto pudo haber sido más valido hace una década, cuando fue elaborado el artículo, pero ya no lo es porque actualmente la situación es distinta: se dispone de una más amplia y suficiente difusión del conocimiento generado por el mundo de las ciencias acerca de la crisis, por lo cual no se justifica que aún no esté ocurriendo un cambio significativo de actitud para prevenirla o atenuarla. Tampoco puede pensarse que necesariamente, al alcanzarse la etapa 5 del desarrollo de la conciencia ambiental, concluyamos que los problemas no tienen solución, y entonces ya no tiene sentido cualquier cambio de actitud, lo cual conduce igualmente a la inacción de la etapa 1, y a tratar de aceptar vivir con el problema. Existen otras razones para la inacción distintas del desconocimiento, y es que prevalecen numerosos intereses económicos, comerciales y geopolíticos cuya prioridad se antepone a las posibles soluciones a la crisis. En tales casos, a pesar de que se conocen los problemas se continúa actuando en función de esos intereses particulares menoscabando las posibilidades de solución. Esto es precisamente lo que moviliza a numerosos activistas a exigir que se produzcan cambios urgentes, incluso porque ya no es aceptable que pueda haber organizaciones o personas que solamente sean simples observadores del desastre, todos somos en mayor o menor medida participes del desastre, todos somos responsables y todos nos veremos afectados de alguna u otra forma.
Otro aspecto relevante es el tener conciencia de la urgencia de los problemas. Las preguntas claves son ¿Cuán cerca estamos de una devastación catastrófica? ¿Cuántos y quienes se verían afectados y quienes sobrevivirían a los cambios que se avecinan? La respuesta es que nadie lo puede saber exactamente, nadie puede saberlo porque la capacidad de adaptación de la humanidad es asombrosa, aunque solemos tender a reaccionar en el último momento, cuando el peligro es inminente. A ello contribuye las dificultades existentes para hacer llegar la información científica a las mayorías. Esta información, siempre redactada de manera muy precisa, pero muchas veces en términos que no son de fácil comprensión por todos, hace que las personas prefieran obtenerla de intermediarios dedicados a la divulgación científica utilizando un vocabulario más simple, directo y accesible. El resultado de esta interpretación de la información científica suele ser que la misma solo se difunda parcialmente, que no se exprese con la necesaria precisión, o que la interpretación del intermediario sea errónea. Así, la información científica que es la única fidedigna debe competir con la de otras fuentes más interesadas en llamar la atención utilizando enfoques fuera de contexto, que en hacer una difusión veraz. Todo ello solo puede causar confusión, y en el mundo actual hiperinformado, particularmente con las facilidades que ofrecen las redes sociales, es muy probable que la desinformación y las dudas prevalezcan. Es ante tal situación que se postergan decisiones destinadas a prevenir o atenuar la crisis, que no deberían postergarse, esperando a disponer de una mejor información. Mientras tanto, se deja pasar un tiempo valioso en el que la crisis se profundiza.
Sin embargo, no todo es desinformación, confusión y desesperación. El desarrollo científico y tecnológico orientado a procurar soluciones a la crisis existe y avanza, a pasos irregulares, pero avanza: ya existe una tecnología capaz de convertir los residuos plásticos en combustibles, solventes, adhesivos, revestimientos y otros productos8; con el despliegue masivo de esta tecnología no solamente se reduciría el problema de la contaminación por los residuos plásticos, también contribuiría a reducir el consumo de combustibles fósiles. Se trata de una tecnología que es competitiva debido al elevado precio actual del petróleo, por ello, se considera que seguirá siendo competitiva debido a que no se espera que ocurra una reducción significativa del precio del barril próximamente. También están surgiendo tecnologías que utilizan el dióxido de carbono, principal gas de efecto invernadero, como materia prima para la fabricación también de combustibles y materiales diversos9. En este caso, se trata de una tecnología que requiere de hidrógeno, un gas que actualmente es posible obtener a partir de la hidrólisis del agua, utilizando fuentes renovables de energía (hidrógeno verde). Asimismo, cada vez se desarrollan más técnicas y procedimientos para la restauración de ecosistemas degradados, y los esfuerzos por cambiar los esquemas actuales de producción y consumo de bienes y servicios por ciclos de economía circular son prometedores en términos de reducción del extractivismo de materias primas de los ecosistemas. Otro esfuerzo tecnológico significativo está representado por la investigación y desarrollo que se realiza actualmente en Estados Unidos, Europa y China para el desarrollo de la fusión nuclear. En este campo se ha comenzado a obtener resultados esperanzadores en el desarrollo de una fuente energética económica, muy baja en emisión de gases de invernadero y segura. Sin embargo, no se estima que el logro de sistemas comerciales se alcance antes de mediados del presente siglo.
Podemos afirmar entonces que efectivamente los humanos hemos sido una catástrofe ecológica, pero el desarrollo tecnológico seguramente contribuirá a atenuar la crisis ambiental generada. No es previsible que la tecnología represente una solución total, porque los problemas han alcanzado una magnitud y complejidad muy grande, y no se puede descartar que surjan nuevos problemas. Es por esta razón que la conciencia ambiental terminará alcanzándonos a todos, o al menos a la mayor parte de la humanidad a medida que la crisis de acentúe. La era del consumo desmesurado, de la explotación de los recursos naturales hasta su agotamiento y de las gigantescas descargas de contaminantes en los ecosistemas deberá llegar a su fin, y una nueva era de una sociedad más interconectada y colaborativa, de consumo austero y responsable, y con una relación armónica con la naturaleza deberá abrirse paso, dejando atrás los presagios de un colapso de la civilización.
Referencias:
- WWF, Living Planet Report 2020, Living Planet Report 2018, https://wwf.panda.org/lpr
- IPCC, 2021: Climate Change 2021: The Physical Science Basis. Contribution of Working Group I to the Sixth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change [Masson-Delmotte, V., P. Zhai, A. Pirani, S.L. Connors, C. Péan, S. Berger, N. Caud, Y. Chen, L. Goldfarb, M.I. Gomis, M. Huang, K. Leitzell, E. Lonnoy, J.B.R. Matthews, T.K. Maycock, T. Waterfield, O. Yelekçi, R. Yu, and B. Zhou (eds.)]. Cambridge University Press. InPress.
- IPCC, 2022: Climate Change 2022: Impacts, Adaptation, and Vulnerability. Contribution of Working Group II to the Sixth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change [H.-O. Pörtner, D.C. Roberts, M. Tignor, E.S. Poloczanska, K. Mintenbeck, A. Alegría, M. Craig, S. Langsdorf, S. Löschke, V. Möller, A. Okem, B. Rama (eds.)]. Cambridge University Press. In Press.
- Jambeck, J. R. Et al. Plastic waste inputs from land to the ocean, Science, 347 (6223), 2015, p. 768-771.
- Lebreton, L. et al. River plastic emissions to the world oceans, Nature, 15611, 2017
- Potapov, P. et al. The Last Frontier of Wilderness. Tracking Loss of Intact Forest Landscapes from 2000 to 2013, Science Advances, 3, 2017.
- Chefurka, P. Climbing the Ladder of Awareness. 2012. http://www.paulchefurka.ca/LadderOfAwareness.html
- Enerkem Inc: https://enerkem.com/waste-diversion/waste-challenge/
- Thyssenkrupp: https://www.thyssenkrupp.com/en/carbon2chem/#421127